Me gustaría citar la columna de Catón del 1 de Noviembre del 2006, sobre las costumbres que nos invaden de otros países:
" ... A mí me divierten mucho los esfuerzos de quienes todavía se empeñan en proscribir el Halloween por considerarlo uso extranjero. Si ese mismo cartabón se aplicara a otras cosas, por ejemplo la Coca-Cola y la hamburguesa, también se prohibirían, y quedaríamos ceñidos a beber agua de chía y a comer tamales..."
Claro que no vamos a eliminar las hamburguesas y refrescos de nuestras dietas, pero creemos que es muy importante que elevemos nuestras comidas típicas a los mismos niveles de percepción, calidad y procesos que estas comidas típicas de otros países, además que podamos exportar nuestra comida típica como una alternativa al “fast food”, lo más importante con mejores valores nutritivos, y menores indeces de grasas polisaturadas que tienen muchas otras comidas rápidas que encontramos.
Ahora para platicarles sobre los tamales…
Todo comenzó hace miles de años, en el ahora estado de Puebla, por primera vez se domestico el maíz, y desde ahí se difundió su uso por toda América, desde el sur de EUA, hasta Argentina.
Posteriormente los antiguos mexicanos aprendiero a cocer el maíz, para obtener un producto más digerible y duradero.
Entre los productos que se realizaban estaba el Tamalli (en nahuatl es pan envuelto), el cual utilizaban para llevar en viajes, y en ofrendas a los dioses.
Con el tiempo se comenzó a rellenar este pan, para darle sabor, aunque en muchos lugares aún ahora se utiliza el tamal con un pan para acompañar la comida.
Las variedades de rellenos, envolturas y tipos de masa que se utilizan es muy variada, y con el tiempo les reseñaremos algunos de los más típicos.
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